Profesor Douglas Jimenez se pregunta: ¿Quién Piensa a la UNEXPO?

Volando sobre el nido del CUCO
¿Quién Piensa a la UNEXPO? (14-11-2007)

Un mal intencionado chiste contra un político cuarto republicano, de frases jocosas y altisonantes al mismo tiempo, le asigna haber afirmado en un discurso: “Estamos al borde del abismo… y dimos un paso adelante”. Los resultados de las últimas elecciones en la UNEXPO han tenido la virtud de martillar este chiste sobre mi conciencia. En los últimos siete u ocho años de la vida de esta universidad hemos contemplado cómo, a la vera de de la acción política de quién hoy la conduce (si el verbo “conducir” aguanta esta carga), se han venido originando formaciones teratológicas que colocan sus hechos noticiosos mas cerca de las paginas rojas que de las académicas.

El asunto de la casa del profesor universitario pudiera tomarse de elemento canónico o representativo de esta clase de sucesos. Si un grupo de analfabetas funcionales, armados de piedras, palos, cabillas, bombas molotov y quién sabe que otros tipos de instrumentos de “disuasión intelectual”, pueden disponer a sus anchas de un bien universitario, esto solo es una muestra palpable de la ausencia de liderazgo que hoy carcome a la politécnica. Quienes han ocupado los altos puestos universitarios en los últimos tiempos no han podido contra ellos por la simple razón de ser padres de la criatura; el profesorado y el estudiantado –ágrafos por la escasez de ideas– han sido incapaces, en unos casos por cobardía, en otros por pusilanimidad, de enfrentar de manera autárquica un problema que los ha rebosado con creces.

¿Se les ha olvidado el autobús de la droga? Éste es otro incidente notable. En cualquier universidad aspirante a un mínimo de seriedad hubiera generado un escándalo de proporciones suficientes para hacer rodar unas cuantas cabezas. En la UNEXPO todas están frescas y tranquila: la autoridad máxima dijo que el dichoso vehiculo estaba a cargo del Centro de Estudiantes: con eso bastó y sobró para disolver cualquier inquietud al respecto. El autobús estaba claramente identificado con logo y nombre de la institución; ¿Puede entonces despecharse el asunto con tanta simpleza? ¿No cabe acaso la duda acerca de si era la primera vez o sólo una de tantas? ¿A quien le compete la investigación: CLEL, al CICPC? ¿Qué poderosa fuerza ha impedido que la investigación se adelante o siquiera inicie?

Abandonar la pagina roja no muestra lo académico destacado precisamente por sus logros. Triste constatación es el MENA o Movimiento Estudiantil No Admitidos que hoy, en emulación de los mal llamados “tomistas” de la Casa del Profesor Universitario se han adueñado anárquicamente de los espacios institucionales. Todos los años se enfrenta la universidad al empuje de este grupo de estudiantes que esperan, por el uso de la fuerza, ingresar a ella pasando por encima de cualquier criterio oficial de selección. Sus repetidos éxitos exponen al ridículo, en consecuencia, a tales criterios oficiales. Mientras tanto se improvisan formulas, para albergar a una población estudiantil que abarrota un espacio físico y excede a un cuerpo profesoral mostrados, desde hace rato, insuficientes para resistir este embate. Al mismo tiempo, en las materias consideradas críticas, como calculo I, por ejemplo, el número de secciones ha rebasado la treintena. ¿Alguien ha determinado el porcentaje de éxito de los estudiantes que, con criterio MENA, han invadido la universidad?

El PPI o el Programa de Promoción al Investigador es un programa a cargo del despacho del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y tecnología (ahora es largo pronunciar cualquier ministerio) que puede usarse como medida de avance de una universidad en la investigación, uno de los pilares –junto con la docencia y la extensión– sostenedores del quehacer universitario. Una rápida visita a Internet muestra que, en Lara, la UCLA y la UPEL disfrutan de 187 y 72 profesores adscritos a este programa. La UNEXPO alcanza una cifra de 20 con la que estaba emparentada hace algunos cuantos años con la UPEL. Vale anotar que el índice PPI nacional de la UNEXPO es de 40 investigadores, 18 de los cuales están en el vicerrectorado de puerto Ordaz. Sin embargo, poco se ha oído de estos investigadores en relación a las condiciones en las cuales la universidad dice apoyar su trabajo.

Pero esto es el enlace del quid del asunto: en la UNEXPO no se oye nada de nada. O, aún mejor dicho: no se lee nada de nada. Estudiantes, profesores, empleados, obreros, directivos… nadie… ¡NADIE!... produce una línea que signifique una reflexión. Ni hacia dentro ni hacia fuera. La agrafia en la UNEXPO es el marco perfecto del analfabetismo funcional de quienes –con piedras, palos y cadenas, es decir, con “solidez” – ejercen ahora el poder real de la UNEXPO. Por cobardía o por comodidad, amilanados además por el sectarismo de quienes la dirigen, en estos días no hay quien piense a la universidad, quien la critique abiertamente, quien exponga un rumbo posible. Cada unexpista parece caminar hoy encogido de hombros; “¿Qué puedo hacer yo?” pudiera ser su frase preferida.
Y que tan difícil es la cosa: basta pensar… ¿Acaso no es para eso que uno esta dentro de una universidad?